Masala India Sur

Por Juan Carlos Aubanell

India es fundamentalmente la vida. En cuanto amanece las calles se van poblando de personas que las visten de colores con un ritmo incesante. Durante todo el día acuden a comprar a los mercados, situados a menudo, en la propia calle o a visitar los innumerables templos que hay en cualquier población.

El fotógrafo sólo tiene que pasar a formar parte de ese hormiguero humano, confundirse con él o apostarse en cualquier lugar estratégico, nunca escondido, porque las gentes de India no se sentirán intimidadas por el objetivo de la cámara y te recompensarán siempre con la profundidad de su mirada.

Maravillas arquitectónicas ensambladas en la naturaleza, templos sorprendentes, ruinas de imperios desaparecidos, bellas ciudades, pueblos encantadores, playas y paisajes frondosos que abren la puerta del trópico, serán lugares inolvidables del recorrido, que partiendo de Bombay, motor económico del gigante, nos llevará hasta el extremo meridional para llegar finalmente a Chennay, siempre cercanos a los mares que bañan el sur de India.

Y la gente, mayores con las arrugas de la vida, seguramente más corta de lo que aparentan, mujeres tan sencillas como elegantes, ayudadas por el explosivo cromatismo de sus sharis destacando en el escenario de calles muy modestas, casi míseras, y niños, siempre niños, dispuestos a ofrecerte su cálida sonrisa, ajenos a lo que les rodea.
Todo ello lo intento plasmar en un montaje fotográfico al margen de itinerarios y aspectos documentales, porque el Sur de India, como el Norte o el resto de partes de este vertiginoso subcontinente sigue ofreciendo al fotógrafo la posibilidad de vivir momentos únicos con la cámara.